Poder ver como la traducción de la Biblia en un idioma va tomando forma, es algo que emociona. Puede transportarte muchos años hacia atrás, cuando del mismo modo, otras personas dieron muchísimo de su tiempo para traducir la Biblia a nuestro idioma.
Solo debes pensar en que cada una de todas las versiones para castellano (que son muchas por cierto) ha sido el resultado de muchos años de esforzada labor de equipos enteros de personas, que entendieron la necesidad de llevar las Escrituras al lenguaje de los hispanohablantes. Hoy, disfrutamos de los resultados.
Hace unas semanas he podido tener aún más para impresionarme con esta labor. Junto a otras personas, participé en un Taller de Capacitación en Computación y Software para los cinco personas encargadas de la traducción del antiguo testamento al quechua de la zona de Ferreñafe, en Lambayeque; que hizo multiplicar mi experiencia con el idioma.
Y es que, como dice el titulo de esta publicación, durante los 5 días que duró este taller, hemos tenido una pequeña mezcla de idiomas en el lugar.
Algunas conversaciones se desarrollaban en afrikaans (entre los miembros de la familia sudafricana que nos acogió para el taller), otras en ingles (entre un profesor y la familia); sumados al quechua (hablado entre los traductores mientras estudiaban). Además del castellano (usado para comunicarnos entre todos).
Fueron 4 lenguas bajo el mismo techo, durante 5 días de capacitación muy cargados de conocimiento.
El propósito de la semana fue trabajar con estos 5 traductores, provenientes de dos poblados quechuas: Incawasi y Cañaris; y ayudarlos a mejorar en sus conocimientos en computación y Software especializado para la traducción de la Biblia.
El trabajo era grande e importante, pues sobre estas 5 personas recae la labor de llevar todo el antiguo testamento para sus pueblos en su propio idioma. Y necesitan estar preparados para esta responsabilidad.
En algunos años más, cuando se termine este trabajo, las personas de Incahuasi y Cañaris podrán tener las historias de la creación, del pueblo de Israel, los Salmos, Proverbios y profecías en su propia lengua, con sus palabras y según el estilo propio de los quechuas de esta zona. De modo que puedan entender con claridad los conceptos que no pueden ser bien asimilados (si no es que nada asimilados) en un idioma que no sea el suyo propio.
Mi experiencia esa semana, al escuchar diferentes idiomas en un ambiente justamente dedicado a la traducción, sirve para marcar aún más profundamente en mí, el deseo de ver el desarrollo de más proyectos como este.
Ser parte de esta traducción, aunque sea de forma indirecta y en pequeña porción, es emocionante. Espero haber sido capaz de transmitir siquiera un poco de esa emoción y deseo.
Manaraq imapis kayatinchu, Dyusqa ruraran syiluwan pachata.
En el comienzo de todo, Dios creó los cielos y la tierra
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