En español, el término inconmensurable hace referencia a lo que no puede ser medido, pero no por la falta de herramientas sino porque es de tan grande magnitud que no existe forma alguna de hacer esa medición.
Pensando en eso, ¿qué mejor ejemplo de inconmensurable que Dios mismo?, infinito en todas sus características, es inmedible en cada una de estas.
Una de estas características es su gracia, que es la constante muestra de amor de Dios, que aunque renegamos de Él desde el principio de la historia, no deja de mostrarnos su amor, al punto de dejar su trono y dar el valor de su vida por nuestra redención (Romanos 5:8).
El Salmo 103
A mi parecer, el 103 del libro de los Salmos muestra la forma en que la poesía se atreve a romper la lógica y nos enseña lo inconmensurable de forma muy simple. Tanto que quizá no te detuviste antes a pensar en su profundidad.
Sublime gracia del Señor, que a un infeliz salvó.
del himno Sublime gracia (Amazing grace) de John Newton.
¿Suena bien?, pienso que estamos de acuerdo en que sí. Pero ¿qué tan profundo es tu entendimiento del significado de esa simple línea?
Antes de conocer al Señor, Newton participaba en el comercio de esclavos en su labor de marinero allá por el siglo XVIII. Aunque nos quedaríamos cortos, podemos hacer el intento de imaginar las experiencias que debió vivir y seguramente las crueldades que él mismo ejecutó. ¿La misma línea del himno tendría un significado para su autor?
Sublime gracia del Señor…
que a un infeliz salvó.
Vaya que el regalo del perdón debe tener un sabor mucho más real, si como Newton, eres consciente de un perdón que humanamente es imposible medir.
El Dios de Newton
El Dios de Newton del siglo XVIII, es el mismo ahora y lo ha sido siempre pues también es infinito, inconmesurable en su existencia misma. Es el mismo Dios para el pasado y para nuestros tiempos, para las personas de las ciudades y para aquellos en los espacios más desconectados de la modernidad, para hablantes de español, inglés, yanesha’, quechua o tatuyo.
Los dos primeros versículos del 103 de los Salmos nos dirigen a enfocarnos en la alabanza que Dios merece:
1 Alaba, alma mía, al Señor;
alabe todo mi ser su santo nombre.
2 Alaba, alma mía, al Señor,
y no olvides ninguno de sus beneficios.
Y aquí viene el asunto: ¿Cómo definir los límites de lo inmedible de su gracia? Pues simplemente dejando de buscar el límite máximo y enfocándose en lo cercano. En aquellos eventos tan simples, donde persona a persona en todo el mundo y día a día durante toda la historia, el Señor muestra su perdón y amor.
3 Él perdona todos tus pecados
y sana todas tus dolencias;
Cada versículo del 3 al 16 se convierte en una oportunidad de observar lo inconmensurable de Dios en forma real. Te animo a buscar el resto de este salmo y detenerte a capturar, en cada versículo y según tu propia experiencia, lo que el mismo Dios de un vendedor de esclavos hace por ti día a día.
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