Quiero presentarles la comunidad de San Lorenzo, en Loreto. Desde allí un equipo de personas ha iniciado la traducción del Antiguo Testamento para los hablantes del idioma achuar a los que visité hace poco.
San Lorenzo que antes era una pequeña comunidad está en camino a ser una ciudad. Ya se ven algunas calles asfaltadas, hospedajes y algunos restaurantes. Este crecimiento está haciendo que la ciudad se extienda cada vez más lejos de la orilla del río Marañón, donde inició.
El Datem del Marañón es la provincia que alberga siete diferentes grupos lingüísticos además del español: awajún, wampis, shapra, quechua del pastaza, candoshi y achuar. Algunos de estos grupos también están presentes en Ecuador.
San Lorenzo es la capital de esta provincia y por su ubicación cerca de la unión de ríos importantes, es un punto de tránsito para muchas personas de cada uno de estos siete grupos.
Un ojo conocedor podrá distinguirlos por algún rasgo físico y un oído entrenado podrá identificar la diferencia de sus idiomas. Pero los distingas o no, ahí están. Algunos viven permanentemente en San Lorenzo, así que también hablan español y van adaptando sus pensamientos y prácticas a la de los “mestizos”. La siguiente generación de estas familias muy posiblemente ya hablará español y se identificarán como mestizos.
Otros tantos sólo están de paso en su recorrido hacia sus comunidades, que pueden estar tan lejos como la misma frontera con Ecuador, en recorridos por botes de diferentes tamaños que pueden ser de algunas horas o muchos días.
¿Cómo llegar?
Mi visita fue todo un gusto para la vista. Llegué por vuelo en avioneta desde Yurimaguas. En el trayecto nos encontramos con una lluvia imponente que nos tapó completamente por unos 20 minutos, la mitad del tiempo de vuelo. Es bien interesante estar en una pequeña avioneta de 6 personas siendo movidos y un poco sacudidos por la lluvia, sin ver más que gris alrededor y las gotas que chocan contra la avioneta. Yo miraba constantemente al piloto y como el parecía muy tranquilo mirando su tablero, pude disfrutar la experiencia. En los minutos despejados pude ver la hermosa selva que pareciera infinita.
El regreso de San Lorenzo a Yurimaguas fue navegando un poco río abajo por el Marañón y otro poco surcando el Urubamba. Eso es mejor para sentir el agua y los sonidos de la selva, además de algo de música bulliciosa que ponían por momentos.
Pero sirvo en la traducción y el uso de las Escrituras, así que no puedo quedarme sólo con ver un paisaje hermoso.
¿Para qué viajé a San Lorenzo?
Esa enorme selva representa el hogar de tantos miles de peruanos que han mantenido sus culturas e idiomas a través de generaciones, que hoy ven crecer las ciudades mestizas en sus territorios. A ellos procuramos presentar el evangelio, con la Biblia en sus idiomas y con capacitación de calidad para la iglesia.
Para que puedan ver al Dios creador de su tierra siendo el sustentador de ella y el fin último de la vida, por sobre las dificultades, tristezas y oscuridad de lo que algunos llaman “creencias ancestrales” que en la práctica son herencias de ocultismo que sólo prolongan desesperanza y temor.
No dejen de orar por las personas en los pueblos indígenas. Les comparto algunas fotos más:
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