Su latido fue el regalo

La noticia nos llegó en la selva central de Perú, en la casa temporal que estamos usando, en una comunidad Nomatsiguenga. Una prueba de embarazo que tenía guardada para la ocasión: ¡Seríamos padres por segunda vez! Nuestra alegría fue muy grande, un regalo que esperábamos hace algunos meses.

Al siguiente día de enterarnos

Unos días después aprovechamos un viaje a la ciudad. Íbamos para los controles de salud de nuestra hija de dos años y, de paso, confirmar el embarazo con un médico. La ecografía, sin embargo, nos quitó la sonrisa. “Casi confirmado”, nos dijo el médico, “es un embarazo molar y no podrá continuar”. Solo quedaba esperar dos o tres semanas para la confirmación final y la interrupción del embarazo.

Ese fue definitivamente un día irreal, no sabíamos qué sentir. Pedimos otras opiniones, una decía que era muy pronto para sacar esa conclusión, otra que efectivamente no iba a avanzar. En medio de toda la falta de confirmación, la tristeza nos invadía de repente, sin aviso, durante esos días, una tristeza que no esperábamos sentir con esa intensidad, aun confiando en Dios.

Preparándonos para el Luto

Los siguientes días fueron un ejercicio constante de fe y paciencia. En medio de los repentinos momentos de dolor, procuramos seguir adelante con nuestra labor. ¿Qué hacer? ¿prepararnos para el luto o esperar que todo fuera un error?

“Tema al SEÑOR toda la tierra; témanlo todos los habitantes del mundo. Porque Él habló, y todo fue hecho; Él mandó, y todo se estableció.”
Salmo 33:8-9

Este fue uno de los versículos de mis devocionales en esos días. Él fue quien lo hizo todo, en Él puedo confiar. Abrazamos la esperanza de que fuera un error y pedimos consuelo si en verdad decidía llevarse a nuestro pequeño en tan poco tiempo.

Más confusión pero con esperanza

Cuando se acercaba la fecha del examen confirmatorio, una situación de nuestro ministerio nos llevó a otra ciudad. Decidimos aprovechar la distancia y buscar un médico distinto. Esperaba que un médico distinto pudiera ser una forma de evitar un posible mal diagnóstico.

El nuevo médico confirmó que, si bien el embarazo había iniciado con gran riesgo, ¡teníamos bebé! y ¡se estaba desarrollando! Nos dijo que debíamos cambiar las vitaminas de Miriam de inmediato y agregar algo de medicina, pero que aún estábamos a tiempo. Nos pidió esperar otras dos semanas.

En casa estábamos como en una montaña rusa de emociones, entre nuestra previa preparación para decir adios y la nueva esperanza. “Aún estábamos a tiempo” era un mucho mejor diagnóstico. “Debemos esperar” dijo y eso hicimos.
Él médico quería esas dos semanas para ver cómo avanzaban algunos aspectos que le preocupaban. Buscamos otra segunda opinión y se mostró más positiva aún. Así que en casa abrazamos al bebé que ya sabíamos que estaba allí, pidiéndole que le pusiera ganas al mal inicio.

El Regalo de la Confirmación

Transcurridas esas dos semanas, hicimos el largo viaje de 4.5 horas por carretera para llegar al último ginecólogo. Y entonces, con una alegría que me hizo sentir como si volviera a enterarme que sería papá, escuché al Dr. decir: “El bebé está bien.” Había algunos detalles en la salud de mi esposa, pero que se podían controlar de momento. Pudimos escuchar el corazón de nuestro bebé latir, con una fuerza mayor, tan distinta a hace dos semanas. Pudimos verlo moverse dentro de su casa temporal.


Con esa noticia regresamos a casa, luego de tanto vaiven y espera. Luego de haber orado tanto, de entregarle a nuestro bebé en forma tan real para que Él lo cuidara. Y en este punto agradezco tanto la compañía de nuestro equipo de oración y amigos durante este proceso.


Ya han pasado algunos días desde esta hermosa noticia, y aún no pierdo esa sensación más nítida de que la vida es un verdadero regalo diario. Que los días malos también llegan para sus hijos en esta tierra, y ciertamente ya hemos pasado varias veces por días así, pero que hoy, por razones que sólo Él sabe nos está regalando días buenos. Asi que sí, en estos días ¡Dios nos regala la alegría de contarles que esperamos un nuevo bebé!

La nueva hermana mayor

Todos estos días no he dejado de sentir tán nítida la fragilidad de la vida en la tierra, y la alegría de saber que tengo un Padre que lo tiente todo bajo control. Esto sería mucho para escribir ahora, se los compatiré después.


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